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viernes, 4 de agosto de 2017


Policías paran a una mujer negra... y rápidamente cambian de actitud al descubrir quién es
Aunque no lo quieran reconocer, por aquí huele bastante a racismo






¿Sabes aquello de excusatio non petita, accusatio manifesta ? Pues esto es lo que les ha pasado a dos policías blancos de Florida cuando decidieron parar este coche conducido por una mujer negra.Solo cuando los agentes se acercaron a las ventanillas, y ella las bajó, los policías reconocieron quién era ella.


La mujer era Aramis Ayala, la única fiscal del Estado negra. Los agentes la reconocen inmediatamente después de comprobar su tarjeta de identificación y de preguntarle en qué departamento trabaja.

A partir de ahí: cambia el tono de todo. Los agentes empiezan a aportar dudosas excusas para explicar la arbitraria parada a Ayala. Y se empiezan a justificar tanto y tan rápido que la situación se acaba delatando como mucho más sospechosa e incómoda.

“Te hemos parado o intentar comprobar tu matrícula en nuestra base de datos no nos han aparecido resultados”, comentan. Ella no parece muy convencida del motivo. “¿Y por qué habéis buscado mi matrícula?”, inquiere. Los agentes contestan que es algo rutinario y que sirve para intentar identificar los coches robados.

Ayala sonríe de forma irónica y se percibe cierta tensión en el ambiente: por el gesto de ella se intuye, con claridad, que no se cree nada de sus palabras y que sabe que esa parada responde a un comportamiento racista. La han parada sencillamente por ser negra. Y el hecho de que hayan rastreado su matrícula, concretamente, parece mucho más que una casualidad.

Los agentes aportan algo más, otra suerte de justificación: “Otro motivo de la parada es que tus ventanas tintadas son muy oscuras aunque no tenemos el aparato para medir el tono”, aportan. Ella continúa mirando incrédula. Ayala ha confirmado que sus ventanas tintadas se ajustan a la legislación de Florida.

La situación se resuelve de forma algo tirante: los agentes, al ser preguntados por sus tarjetas de identificación, responden que no las tienen a mano, y anotan sus nombres en una libreta.

Pese a que en un comunicado de la policía han certificado que la parada tampoco puede considerarse ilegal, Ayala ha explicado para el The Independent que le encantaría sentarse y dialogar con el jefe del departamento de policía y hablar sobre lo ocurrido . “Mi objetivo es construir una relación de mutuo respeto entre las fuerzas del estado y la comunidad”.

En redes sociales, muchas personas de la comunidad afroamericana han mostrado su apoyo a la fiscal y han explicado sus propias experiencias de abuso y racismo con la policía. Lo cierto es que, aunque esta parada se enmarque dentro de la “legalidad”, es igualmente arbitraria y tiene unas connotaciones implícitas de raza imposibles de obviar.

Un usuario en Facebook escribía en un comentario: “Si no hubiera sido la fiscal y hubiera sido una mujer pobre, entonces hubiera sido disparada y asesinada”. El mensaje no es descabellado: la comunidad negra de Estados Unidos es objeto de humillaciones y violencias constantes.

El portal Mapping Police Violence contabiliza las muertes de personas negras a manos de la policía en lo que llevamos del año. En 2016 se saldó con 309 personas negras fallecidas. En lo que llevamos de año 2017, ya van 160.

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